Santa Lucía
<Por Santa Lucía,
mengua la noche
y crece el día>
Cae un rayo de sol,
oblicuo y tardío,
sobre las antiguas aldeas, ahí arriba,
más allá del bosque cárdeno
y un tenue cielo
se marchita en la sombra.
Miro la fortaleza,
que refulge dorada
y este tembloroso
olivo arbequín;
recojo bellotas
entre las hojas muertas
y contemplo el pausado
vuelo de un pájaro.
Sólo faltas tu
para hacer perfecto el día
del año más efímero;
cerrada está la puerta del corazón,
tirita el romero
con el último beso
de una abeja
solitaria
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